Éramos unos niños

Escogimos leer biografía, y por los azares del destino ese fue el seleccionado. No sabía nada de Patti Smith ni de Robert Mapplethorpe, pero la autora más que contarnos su vida, hace una oda a su amistad con Robert. Dos jóvenes, casi niños que se encuentran en algún lugar de Nueva York en la segunda mitad de la década de los sesenta, donde tanto ellos como la mayor parte de su generación, buscaba una forma de vivir a su gusto, una forma de darle sentido a la vida y mostrar rebeldía ante el orden imperante.

Es así como vamos conociendo su historia, la infancia de ambos tan diferentes pero que les forjaron para que al encontrarse lograran complementarse y según ella misma dice, alternar el puesto del bueno y del malo, de forma que siempre uno de los dos estuviera ahí para sostener al otro. Juntos aprendieron a descubrir y desarrollar sus habilidades, a encontrar su ser personal y profesional hasta conseguir el éxito. Salieron casi de las calles para encumbrarse como grandes en sus áreas artísticas. Dice Patti: “Robert y yo habíamos explorado los límites de nuestra obra y habíamos creado un espacio para el otro.”

La vida les hizo tomar diferentes rumbos, pero nunca se separaron, hasta el final. Puede que visto desde los ojos de la autora, se trate de una relación idealizada, pero sin duda, es que precisamente así lo sintió ella y así nos lo quiso presentar.