Geiger

Agneta y Sellan Broman reciben en casa a sus hijas para una tradicional comida. al terminar, Agneta recibe una inquietante llamada en clave, debe disparar a su marido y partir para perseguir un fantasma de su pasado. Sara Nowark es una policía que se ve envuelta en la trama al ser una amiga de la infancia de las Broman. Pronto descubre que Sellan era mucho más que un presentador televisivo entrañable.

Estamos ante una novela contada a dos voces por Sara y su investigación personal, así como por Agneta tras su desaparición. Los capítulos son cortos, algo que siempre valoro positivamente, del mismo modo que los personajes están muy bien construidos. Casi siempre que me encuentro ante una doble narración, uno de los personajes acostumbra a engancharme más, en este caso el relato de Sara y la reconstrucción de su infancia me ha mantenido más intrigada. Más allá de su labor policial, es una madre preocupada por la educación de sus hijos. Aunque durante toda la novela encontramos mujeres fuertes y empoderadas.

Claramente, la historia tiene un gran peso en esta novela, algo que no me molesta especialmente y de lo que por supuesto iba advertida, pero en este caso la lectura se me ha hecho algo pesada y no he terminado de entrar en la historia. Sin duda está excelentemente documentada y aquellos que disfrutéis con las novelas históricas os parecerá una delicia. Aun así, para los amantes del género negro encontramos misterio tras misterio, giros inesperados y temas bastante duros como violaciones infantiles, abusos de poder y una candente crítica a la prostitución y el consumo de la industria pornográfica.

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