Una narración cálida como una taza de infusión con miel que te tomas en una noche fría cuando te metes en cama tapada por el edredón y con la almohada pegada al cabecero a modo de cojín. Así veo yo este libro. Mismamente. Tiene sus momentos tiernos, una estructura sencilla y un argumento con el que todxs nos podemos identificar de algún modo, aunque no hubiésemos tenido a una Eme que nos quisiera tanto. Lo cierto es que siempre hay alguien que nos quiso en la infancia y que olvidamos con las ganas de crecer y la vida con su bocaza que te engulle. Me llamó la atención el personaje de la madre biológica. Eme está muy bien dibujada y tiene una gran personalidad, pero Mercedes es una gran mujer que cuida a todo el mundo sin que se note. Luego son otros los que se llevan el mérito, pero ella está siempre ahí, incluso es la que se preocupa de , es la que atiende a todo el que lo necesita, es la que le cambia la nota a Tomás, es la que se ve desbordada con todo lo que tiene encima y aun así cuida, bien o mal, pero lo hace. le doy mucho mérito a Mercedes, no solo a Eme, tan redonda esta última con sus preciosas peculiaridades y esa trágica historia en el corazón. |