Los ingratos

Narrado en primera persona por un niño, David, o de manera epistolar, por la cuidadora Emérita –Eme para él-, la novela nos sumerge en la España de los años 70 y nos acerca a un pueblo, cualquiera de la España rural, retrasada y pobre, al que cada año llegaba destinada una maestra con su prole y enseres abarrotando un Simca 1200 sin cinturones atrás.

David es el hijo pequeño, el hermano de “las blandas” y el que más percibe la dualidad en la maestra. Su madre a veces llora, mientras que la señorita Mercedes siempre sonríe. Esa ausencia propicia que Eme, Emérita se convierta en el centro de su vida y ocupe el lugar de la ausente.

Para David, Emérita, es grande, analfabeta, sorda...y para Eme, David es un niño que cuidas y proteges como si fuese tuyo, porque no solo une la sangre en esta vida, sino lo que somos.

Desde luego Emérita representa a esas mujeres que parecen que tienen todas las cualidades para ser criticadas: sorda, viuda, vive sola, con una tragedia familiar a sus espaldas, que es grandota y con el pelo corto, que va arrastrando las zapatillas como el que quiere dejar así un pequeño rastro de su vida, porque sino estaría olvidada por todos...pero con un gran corazón, una entrega total de dedicación, cariño, esmero, disciplina, y lo más importante el querer aprender, el superarse a una misma, querer ser mejor en todos los aspectos sin importar la edad ni tus circunstancias personales.

Una lectura entrañable, muy bien narrado, que desde el principio te hace recordar aspectos que has conocido, en mi caso no como David, pero sí a través de historias familiares, desde luego te hace pensar y reflexionar en esa vida que unos comienzan con mucho esfuerzo y trabajo duro y dejan como el "camino" ya hecho para los que vienen detrás, que el mérito el suyo y no nuestro, aunque algunos no se den ni cuenta....