Al final mueren los dos

Imagina un mundo en el que existe una organización que avisa a las personas de la inminencia de su muerte. Imagina que tienes que vivir tu último día y enfrentarte a la idea de morir. Esto es lo que le sucede a Rufus y Mateo, los dos protagonistas de 𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘰𝘴 de 𝘈𝘥𝘢𝘮 𝘚𝘪𝘭𝘷𝘦𝘳𝘢.

En un primer momento, la premisa de esta historia me pareció muy original y atractiva. Sin embargo, lejos de acercarme a las buenas opiniones que he leído sobre ella, a mí me ha decepcionado. de hecho, me planteé abandonarla (y lo paso mal al reconocerlo).

La trama me ha resultado bastante simple. No pasa nada de nada. La mayoría de las escenas me resultaron tediosas e innecesarias.

Lo mismo me ocurrió con los personajes. Me ha gustado la forma en que se conectan los unos con los otros a través de los diferentes capítulos, pero se me quedan igual de planos. No he llegado a empatizar con ninguno de ellos y, a veces, no entendía muy bien el comportamiento de los protagonistas o el desarrollo de su relación (algo forzada para mi gusto).

Otro aspecto que no me ha ayudado a entrar dentro de la historia es que todos los acontecimientos suceden en 24 horas. Esa sensación de inmediatez no me ha motivado.

Me pasé todo el libro creyendo que el objetivo de los protagonistas sería intentar vencer a la muerte; o superar su último día; o resistirse un poco a la idea de morir; y... ¡para nada!. El final se anuncia desde la portada y creo que eso ha contribuido a la decepción generalizada. No por ello ha dejado de ser emotivo.

Siento un poco de lástima, porque la idea general del libro me parecía realmente interesante. Podría ofrecer muchas enseñanzas en cuanto a la vida, el destino, y la importancia de vivir el momento. Y, a pesar de que ofrece ciertas reflexiones, tampoco considero que el autor haya profundizado demasiado en este aspecto cómo para hacerlo destacable.

En definitiva... no creo que lea la segunda parte y tampoco será un libro que recomiende con entusiasmo. Me duele decirlo