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Al final mueren los dos cuenta la historia de Mateo, un chico de dieciocho años, y de Rufus, un chico de diecisiete años, tras recibir la llamada de Muerte Súbita en la que les indican que en algún momento, de las próximas veinticuatro horas, morirán. Ambos son dos personas muy jóvenes, así que, como es normal, al principio no creen que Muerte Súbita sea para ellos. Pero pasado un rato, y aceptando que les quedan menos de veinticuatro horas, deciden aprovecharlas. Mateo es una persona asocial, con solo una amiga y con su padre en coma. Prefiere los videojuegos y estar encerrado en su habitación a salir de fiesta. Así que no es de extrañar que estuviese jugando a la consola cuando Muerte Súbita le llamó. Mientras que Rufus es todo lo contrario a él, tiene a su grupo de amigos y a su exnovia. Y su llamada llegó cuando estaba pegando al nuevo novio de su ex, el cual tendrá mucho peso en su historia. Ambos, asimilando que no quieren pasar solos sus últimas horas, deciden descargarse la aplicación de Último amigo, creada para que los Fiambres, como se les llama, no estén solos y aburridos. Lo que más me ha gustado ha sido que esta no es una historia sobre dos chicos tratando de cambiar el final de su historia, sino de dos chicos aceptando que no se puede escapar de la muerte y que quieren hacer todo lo que siempre han querido. Los capítulos son muy cortos y ágiles. Sí es cierto que al principio es un poco lento, porque es más presentación de personajes, pero una vez adentrado a la historia, es imposible dejar de leer. Además, los narradores principales son Mateo y Rufus, pero también se unen, de vez en cuando, otros personajes que, de manera indirecta o directa, están relacionados con ellos. El final me ha gustado, pero me ha dado la impresión de que falta un capítulo más. Quizá un epilogo en el que se explique qué le pasa a otro de los personajes, aunque tiene sentido que se acabe con ellos. En resumen, al final mueren los dos es un libro de aceptación, de superar miedos. Repleta de amor y amistad. Con capítulos cortos y adictivos. Con un final que nos enseña que la vida no siempre es justa. |
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