Cuando la luna recupere su luz

Qué historia tan bonita, tan dura y a la vez esa sensación de sanar, de no mortificarse con los ¿Y si...?, pero sobre todo habla del perdón.

Luna, nuestra protagonista, está rota, partida en dos y la culpa, el miedo y la sensación de traición vive con ella veinticuatro horas. Hace unos meses vivió algo traumático, doloroso y que a cualquier ser humano lo deja roto y partido en dos.

La vida sigue y ella no sabe cómo hacerlo, está perdida y es incapaz de encontrar algo porque el dolor y la culpabilidad es mayor.

Los padres de Luna no saben ya qué hacer, ha dejado a sus amigos de lado y no quiere saber nada de nada, así que su madre hace lo contrario que su hija le pidió que cancelará.

Luna y sus amigos habían programado un crucero para cuando terminaran los estudios y antes de entrar al mundo laboral y cada uno terminar en un lado diferente. Ella no quiere ir, pero su madre le obliga, entre otras cosas, para que se reencuentre con sus amigos y a ella misma, para que vuelva a vivir.

Este crucero va a ser un antes y después para Luna, en el que se va a dar cuenta de muchas cosas. Su amiga Carmen le va a ayudar a darse cuenta de cosas y Nico es con alguien que no quiere encontrarse, pero su traicionero corazón le pide más.

Luna y Nico se conocen desde críos, Nico es el mejor amigo del hermano de Luna, empezaron odiándose, para años después enamorarse antes de la catástrofe.

Su amor no ha muerto, está latiendo fuerte y será la hora de perdonarse u olvidarse para siempre. Un amor que va a ser lento, con momentos y mucho miedo por parte de ambos. Los recuerdos van a jugar un papel importante entre ellos.

Una historia con miedos, inseguridades, dejar atrás el pasado y para querer a otra persona primero tienes que quererte a ti misma.

Quiero decir que Raquel se ha superado con esta historia con tanto sentimiento que es imposible empatizar con Luna.