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El libro está dividido en horas y minutos, en lugar de capítulos. Se narra lo sucedido en menos de un día. Hay horas y minutos en los que se cuenta lo que hace más de un personaje. Esa división en horas, le da dinamismo e interés a la historia. Al ser finito, es muy rápido de leer. No sé hace pesado en ningún momento y es una historia fácil de seguir. Además, estás deseando avanzar y saber cómo va todo, queriendo que acabe bien. A pesar de haberse escrito hace muchos años, trata un tema muy actual. Lo que le pasa a Luciana, Luci para los amigos, le podría pasar a cualquiera, y eso la hace una historia dura, real y muy cercana. Aunque ni a mí ni a nadie cercano le ha pasado lo narrado en la novela, he vivido en primera persona el sufrimiento de estar en un hospital sin saber cómo acabarán las cosas, por lo que me identificaba fácilmente con todos los personajes y sentía su dolor. Es una historia que te hace pensar, reflexionar y ver algunas cosas desde otra perspectiva. Me gusta que se mezclen con la historia partes en las que la narradora sea la Luci que está en coma, a modo de reflexiones. Esas partes están en cursiva, lo que las hace fáciles de diferenciar. El ritmo de acontecimientos es trepidante, pero creo que en este caso viene bien y así te mantiene enganchado todo el rato. El final es muy digno. Sigue en la línea de toda la historia. Lo más importante se resuelve, pero hay algunas cosas que quedan en el aire, y tienes que imaginarte tú como acaban. Creo que podría haber alargado un poco más la historia, porque hay muchas cosas que se pueden explicar más y mejor. La forma de escribir del autor me gusta. Es fluida y creo que ha sabido plasmar como hablaban los jóvenes de esa época. En cuanto a personajes, hay poco que decir porque apenas los conoces. Son unos jóvenes normales, con los que te puedes identificar. |
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