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El tema principal del argumento va sobre el significado de la palabra grial. El Grial podría no ser un objeto, sino algo inmaterial y muy poderoso. El protagonista, David Salas, es el profesor de lingüística más joven del Trinity College de Dublín, al que su jefa envía a España, en sus vacaciones para que consiga un Primus Calamus, uno de los libros más raros y mejor ilustrado del Siglo de Oro. En Madrid le contacta una escritora, amiga de su fallecido abuelo, Victoria Goodman, que pretende que se una al proyecto de un grupo creado por ella. Son mentes creativas en busca de un objeto supremo. Esto los llevará a búsquedas en iglesias del Pirineo y a viajes a zonas de Aragón, Barcelona y Valencia. La documentación tiene datos tan interesantes como el interés de Valle-Inclán, Twain o Unamuno por el mundo de lo sobrenatural, las sesiones de espiritismo y las consultas astrológicas. También las descripciones, que nos ayudan a situarnos donde se desarrolla la acción, son muy completas; pero, sin embargo me ha parecido un relato sin ninguna tensión, a pesar de que se desarrolla en una semana. No me ha despertado emoción; quizás sea porque el Grial es algo ya muy común y que en algunos momentos lo que ocurre es predecible, con situaciones cuyos desenlaces se ven venir. El final me ha parecido precipitado y poco realista. Para mí, es una novela de fácil lectura a medias entre el misterio y lo histórico, quizás con demasiado datos metafísicos, esotéricos o sobre filosofía griega. |
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