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Aviso: esta reseña contiene spoilers de las 2 anteriores entregas de la saga. Tras el trepidante final de Nimbo, la tensión se recrudece en este libro final. Rowan y Anastasia deberán hacer frente a todo lo que ha sucedido en su ausencia, con unos segadores cada vez más divididos y sin el apoyo de la población. Para ello, el plan del Nimbo y el descubrimiento de Faraday deberán unirse buscando un futuro mejor. He de reconocer que el principio de este libro se me hizo algo lento, en parte por cómo se cerraba el anterior. Descubrir los planes del Nimbo es uno de los puntos fuertes de este final, con todas las pistas que te va dando. Eso, y la subida del caos que se experimenta a partir de la mitad del libro, hasta que llega a un final que si no es justo al menos es coherente. Dada la historia, buscar un final feliz para todos sus personajes será algo imposible e incongruente, por lo que el final que da el autor es un ejemplo de lo que se percibe en la trilogía. Que el poder consume, que el hombre es el mayor enemigo de sí mismo y que lograr un equilibrio es labor de todos. Eso, y que la vida no es siempre justa, ni en los libros. Todas las preguntas y reflexiones que el autor plasma en su historia se entrelazan con la trama, haciendo que reflexiones sobre las acciones de sus personajes desde múltiples puntos de vista. Una trilogía maravillosa, trepidante y con giros inesperados que te hacen no poder dejar los libros. Colibrí. |
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