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«Cuando lluevan elefantes» narra las aventuras de Magma, una joven de 30 años que vive en Barcelona y saca de quicio a casi todo el mundo. Se trata de un personaje caricaturesco, hiperbólico, chillón y valientemente grosero. Todo en ella es extremo, con la saturación y el contraste a tope. A pesar de su intimidante perfil, es imposible no querer a Magma, pues es mucho más que una persona descarada: acumula todas las imperfecciones que, de un modo u otro, hemos visto en nuestro interior a lo largo de la vida. Por eso resulta tan cercana y divertida: se burla de nuestra fragilidad, de nuestros pensamientos y ocurrencias más desafortunadas. Acostumbro a empatizar con los protagonistas cuando disfruto de la lectura de una novela, pero lo que Naviru Shorno ha conseguido en «Cuando lluevan elefantes» va un poco más allá. Magma es una de las figuras más tridimensionales que he leído en estos dos últimos años. A la altura estaría Eladio Monroy, el personaje estrella del novelista policíaco Alexis Ravelo. Magma se palpa y se escucha a lo largo de la narración. Ya en los primeros capítulos, el agudo estilo de Naviru me ayudó a ponerle voz. En mi mente sonaban un deje y un tono propios. Hacia la mitad del libro, la veía sentada frente a mí, sentada en el sillón de la manera más incómoda posible, contándomelo todo con su característica jerga de los '80… y sorbiendo un enorme vaso de ron con hielo, despotricando de Newton y de todo lo que se menea. Es graciosa. Mucho. Y un desastre: el más adorable de todos. A colación de lo anterior, me gustaría señalar que no me he sentido incómoda leyendo «Cuando lluevan elefantes». Me veo motivada a comentar este detalle a raíz de la fuerte polémica que sufrió la novela y, por ende, su autor, al poco tiempo de su publicación. Ciertas personas arremetieron contra Naviru Shorno, ofendidas por el talante del relato. le acusaban de haber escrito una historia soez, carente de sensibilidad, con un humor demasiado negro. Anoche, tras concluir mi lectura, me asaltó una duda insistente: «¿dónde está el problema con esta novela?». Llegué a una conclusión simple tras cavilar un poco: el problema está en esos «ofendiditos», no en lo disparatado de «Cuando lluevan elefantes». En nuestra sociedad, sobre todo la mal llamada «occidental», se esconden mentes hipócritas consigo mismas tras los filtros de Instagram, tras las frases motivacionales con fondo de purpurina, y tras supuestos gestos solidarios. Partiendo de esta premisa, es fácil comprender la ofensa. Dije al principio que Magma expone las imperfecciones más humanas. Tristemente, parece que hoy en día es de valientes reírse de nuestra falibilidad, sea cual sea la forma que tome. Es mucho más cómodo ofenderse por las nimiedades que «Cuando lluevan elefantes» pueda desarrollar. sobre todo, Vende más y mejor mostrarle al mundo una cara amable que no siempre es real ni desinteresada. En definitiva, creo que «Cuando lluevan elefantes» es una historia fresca y muy divertida. de estilo irreverente, condensa una completa batería de frases ácidas con las que reírse mientras se disfruta de un ritmo equilibrado en el desarrollo de la trama. Por otro lado, apunto lo precipitado del final como punto débil. Los líneas argumentales convergen bien y quedan resueltas; sin embargo, creo que los elementos fantasiosos se despiden demasiado esbozados, a menos que sea esta una maniobra intencionada que concluya adecuadamente en la siguiente novela de Naviru Shorno. En este sentido, hay que tener en cuenta que las aventuras de Magma forman parte de una trilogía, cuya primera entrega es «Como un cielo sin estrellas». ¡Deseando estoy de conocer el título de la tercera locura de Naviru Shorno! Enlace: https://www.silviaescribe.co.. |
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