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1949. El ej ér cito is rae lí se expande por el desierto del Néguev sembrando tras de sí kib.utz para adueñarse poco a poco del territorio. En uno de sus movimientos expansivos, un sargento encuentra a una pa les tina en el desierto, y la lleva al campamento militar, donde, en un primer momento parece protegerla, pero, al cabo de una noche, la vi.ola y as.es.ina (no es un spoiler). Actualidad. Nuestra protagonista, por una casualidad del destino, encuentra este detalle menor (o esta nota al pie de página, recuperando a Joe Sacco), y se fija en que su fecha de nacimiento es la misma que la del ase.sin.ato de aquella mujer a manos del ej ér cito is ra elí 25 años antes. La casualidad se vuelve obsesión y hará lo posible por conocer más de aquel suceso. Me interesa mucho como Shibli introduce cada parte. La primera es repetitiva, haciéndote comprender la rutina que es para un soldado su trabajo –sin entrar en juicios de lo reprobable de ese trabajo–. Pero es críptica (no sabemos si confiar en él) y algo sádica (cómo el sargento se pone enfermo pero nadie se preocupa de ello, o cómo él mismo va mas.acrando los insectos de su tienda), mostrando como la crueldad hecha costumbre lleva a los crí.meses de guerra. Sin embargo la segunda parte es una vorágine de frases que se siguen, sin puntos y aparte, todo es caótico, una especie de flujo de pensamiento siguiendo a la protagonista de la actualidad en su búsqueda de respuestas. Muestra, en este caso, muy bien la angustia de vivir sitiado, en constante peligro y sin garantías. La falta de párrafos nos asfixia tanto como a los pal.esti.nos el ge no c i dio que llevan soportando 75 años. De esta manera, estas partes, aparentemente separadas en tiempo y forma, dialogan entre sí. Porque la segunda es consecuencia de la primera, tanto en lo anecdótico –como lo es esta pequeña historia de Shibli– como en lo más esencial –como lo es la Historia con mayúscula–. La Feria del Libro de Frankfurt provocó el efecto Streisand al censurarlo: darle notoriedad. Y toda notoriedad será poca, ya que consigue ponerte en la piel de los pal.es.tinos que viven el infierno en la Tierra desde 1948, sin caer en lo frívolo. |
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