No reconozco en este libro a la Mia Sheridan de la que me enamoré en La voz de Archer. Pero ni en una coma. Una pena porque el prólogo prometía pero la historia se me ha ido desinflando entre los dedos a medida que pasaba páginas. No he entendido ni a Brogan ni a Lydia, no he llegado a conectar con ellos en ningún momento y, de hecho, en alguna ocasión me han resultado insufribles. Una pena. Aun tengo pendiente un libro de la autora, lo leeré pronto a ver si me vuelvo a reconciliar con ella.
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