El priorato del naranjo

Desde que leí por primera vez la sinopsis de esta novela supe que me iba a encantar. Y después de acabarla tengo que decir que no hay nada que de más gusto que el que una cosa no solo cumpla tus expectativas, sino que las supere. de lo que va de año es una de las lecturas que más he disfrutado, y tengo muy claro que si no es mi favorita, por lo menos va a estar en mi top cinco cuando acabe este 2020.

Tengo que reconocer que cuando empecé a leerlo me saturo un poco. Y es que nos encontramos una historia en que aparecen muchos personajes, vivos y fallecidos, y con una sociedad muy compleja tanto en lo político como en lo religioso, amen de que se nos habla desde el principio de muchos hechos y circunstancias que el lector no va conociendo y uniendo entre si hasta que avanza la lectura. Y eso al principio puede hacer un poco densa esta novela. Pero también ha sido una de las cosas que más me han gustado de la misma, ya que la autora no da todo comido al lector al no explicarlo todo de golpe, le permite ir descubriendo el mundo que le presenta poco a poco, y eso es algo que siempre he valorado en un libro.

El mundo en que sucede la historia, como he dicho antes, es muy rico y está perfectamente construido, con gran cantidad de matices y detalles políticos, religiosos y sociales en cada uno de los reinos en los que transcurren la obra, los cuales son muy diferentes unos de otros, y están igualmente bien ideados. Creo que ese es el punto fuerte de la obra, sin lugar a dudas. Me parece increíble la labor de la escritora en este sentido, que no desmerece para nada de la labor de algunos de los escritores más importantes del género fantástico. Especialmente me gusto todo lo relacionado con las diferentes religiones que aparecen en la novela, como en ellas se unen diferentes elementos religiosos de credos como el cristianismo o el zorastrismo.

En este sentido es muy de agradecer el que haya un glosario de términos y personajes al final de la novela, y un mapa al principio de la misma, que ayudan mucho a no liarte en la lectura y que a lo largo de la misma use bastantes veces. Y aquí es el momento de señalar lo bonita y cuidada que es la sobrecubierta del libro, una autentico preciosidad.

Siendo una novela tan larga y donde pasan tantas cosas, ayuda mucho que la prosa de la autora sea dinámica y vaya al grano del asunto, sin extenderse en descripciones. Sus personajes están increíblemente bien perfilados, lo que también ayuda mucho al desarrollo de la obra. Hay que destacar que es una obra muy coral y que cuenta con cuatro narradores. Las personalidades de estos cuatro, al principio, me parecieron muy anodinas y poco desarrolladas, pero a medida que la lectura va avanzando también lo hacen sus caracteres, los cuales evolucionan a lo largo de la misma. Incluso los secundarios están muy bien perfilados y construidos.

Quizás la gran protagonista de la obra, Ead, no ha terminado de convencerme, aunque tampoco me ha desagradado, ya que se trata de un personaje demasiado heroico y autosacroficado para mi gusto. Me gustaban más Tane y Niclays, al ser más grises me resultaban más interesantes, y había veces que sus partes me parecían que tenían menos peso en comparación con las de los otros narradores de la obra. No obstante, de los capítulos de Ead destacó el personaje de la reina Sabran, la cual vemos evolucionar desde los ojos de Ead hasta convertirse en uno de los personajes más interesantes de la historia. Resulta muy interesante como descubrimos que tras su mascara de reina caprichosa, hay una joven en la que han hecho mella el peso de la corona y los deberes que conlleva.

Y esto me lleva a lo segundo y a lo tercero que más me ha gustado de esta novela: no solo es una obra en la que el matriarcado tiene un gran peso y en la que se tratan muchas cuestiones importantes, como la maternidad, o el peso del poder, también las relaciones LGTB están muy bien llevadas, con mucha naturalidad y sin caer en lo tópico y lacrimógeno .

No obstante, hay unos cuantos asuntos que me han chirriado en este libro, y que han hecho que me reserve algunas décimas de las cinco estrellas con las que he puntuado este libro. Por un lado, hay detalles y hechos de la historia y sociedad de los reinos que no se acaba de explicar bien, o por los que se pasan muy someramente. Y por otro lado, hay ciertas cosas que pasan porque si, coincidencias muy poco creíbles que permiten que la trama siga desarrollándose.

Por otro lado, como ya mencione antes, la trama del Este, pese a ser muy interesante e importante, me pareció más liviana y peor construida que la que tiene lugar en el Sur o en el Oeste ( cada uno de los puntos de vista se nombran según el punto cardinal donde estén los personajes), y sin que se aprecie tanto el peso que tiene realmente en la trama hasta prácticamente el final de la novela, que es cuando esto empieza a notarse. Y por último, creo que con tanto viaje ,tanta magia y tanta intriga política, a veces se pierde el foco en quienes son los malos, el Innombrable y su ejercito de Wyvern, que pueden quedar opacados por otras circunstancias, algo un tanto imperdonable cuando son el enemigos números uno.

Feminista, poderoso y adictivo, este libro tenia todos los ingredientes para ser una gran lectura y así lo ha sido. Es cierto que el mundo que su autora construye no es tan complejo como otros que podemos ver en otras sagas fantásticas, pero por lo bien construido, y lo lleno de detalles y matices con los que cuenta, no desmerece a ninguno de estos universos, y para mi ya es uno de los mejores world building que he leído nunca. Después de acabarlo lo he echado de menos. Aunque se este diciendo que es un libro autoconclusivo, por el final que ha tenido no me extrañaría que hubiera segunda parte, cosa que no sé si he agradecido o me ha escamado un poco, porque aunque tengo ganas de volver a esta historia, una de las cosas que más me llamo la atención de esta historia es que era cerrada.