Como siempre, leer a Shakespeare es una delicia. La tempestad es una historia que apunta a tragedia pero que en realidad no lo es. Tampoco se puede encasillar dentro de sus comedias teatrales. Destila magia, sueños, fantasía, venganza, pero ante todo, es una obra perfectamente construida con unos personajes maravillosos que poco a poco van ganando fuerza. Es imposible terminarlo de leer sin desear ver una buena representación. |