La tempestad

Los más sólidos juramentos son paja para el fuego de la sangre.

Aunque sus agravios me hirieron en lo vivo, me enfrento a mi furia y me pongo del lado de la noble razón. La grandeza está en la virtud, no en la venganza.

¡Oh, maravilla!
¡Cuántos seres admirables hay aquí!
¡Qué bella humanidad! ¡Ah, gran mundo nuevo que tiene tales gentes!

No tengáis miedo; la isla está/ llena de ruidos,/ sonidos y aires dulces, deliciosos,/ que no lastiman./ Algunas veces tañen/ mil instrumentos y me ronronean/al oído; otras me vienen voces [...].

Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir.

.. La isla está llena de rumores, ruidos y aires dulces que deleitan y no hieren. A veces oigo vibrar mil cuerdas en un rasguido, a veces voces, que aun si hubiese despertado de un largo sueño, me harían dormir de nuevo...

Es un libro maravilloso de principio a fin característico de nuestro dramaturgo inglés. Te atrapa toda la historia en la isla y los entresijos de los personajes.

Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir.