Dragonwyck

¡Hola, lector@s!,

Hacía tiempo que le tenía echado el ojo a “Dragonwyck”. Como bien sabéis, me encantan las historias de época con un estilo un tanto “gótico” y en las que hay un halo misterioso. Por todo ello, cuando Babelio en Español sacó su nueva edición de Masa Crítica en España, en donde se encontraba esta novela, no pude resistirme a adentrarme en sus páginas de una vez por todas ;). Es por ello, por lo que le agradezco la oportunidad tanto a Babelio como a Libros de Seda ^^.

En esta novela, escrita en 1944, nos encontramos con una protagonista que va a calar hondo en nosotr@s, Miranda Wells, una granjera que desea una vida mejor y que aspira a la grandeza, ya que el entorno en el que vive y aquellos que la rodean son muy diferentes de ella misma, puesto que posee una belleza y una elegancia innatos que la hacen destacar. Por lo tanto, ya veis que Miranda no se siente integrada en el mundo rural en el que le ha tocado crecer y, además, los granjeros de los alrededores no le atraen lo más mínimo, con sus maneras toscas y su escasa conversación.

No es de extrañar que cuando su madre Abigail recibe una carta del primo Nicholas van Ryn, un aristócrata que desea que una de sus hijas viaje a la mansión de Dragonwyck para instruir a su hija Katrine, ya que su esposa Johanna está centrada en otros menesteres, Miranda vea sus sueños un poco más cerca, a pesar de las reticencias de su propio padre.

Ahora bien, como os podéis imaginar, al principio Miranda también se verá fuera de lugar en la alta sociedad, debido a la educación que ha recibido y a su atuendo, pero aprenderá rápidamente a desenvolverse como una dama gracias a Nicholas, el cual empieza a moldearla a su gusto, sin que la muchacha se dé apenas cuenta. Y es que el magnetismo de Nicholas es tal que ejerce una gran influencia tanto en hombres como en mujeres. de hecho, a lo largo de la novela, vamos a ir descubriendo y comprendiendo su compleja personalidad muy poco a poco y hasta nos va a dejar con unas cuantas incógnitas por resolver.

En cualquier caso, y a pesar de que nuestros protagonistas son los que llevan el peso de la trama, uno de los aspectos más destacables de la novela es la atmósfera que Anya Seton, su autora, logra crear. A través de la propia mansión de Dragonwyck, sus estancias y mobiliario, así como debido al paraje que la rodea y a sus habitantes, Seton logra crear una atmósfera asfixiante en la que la figura de Nicholas logra dominarlo todo.

Sin embargo, en este sentido, la propia historia de la familia van Ryn y la trágica vida de Azilde, antepasada de Nicholas, en la mansión también tendrán mucho que ver en la creación de este asfixiante entorno. En este sentido, Anya Seton me ha recordado en cierto modo a Agatha Christie o a Alfred Hitchcock por la forma de desarrollar los acontecimientos y la trama.

No obstante, la ambientación también es uno de los puntos fuertes del escrito. La autora retrata a la perfección la época en la que se desarrolla la historia, del año 1844 en adelante, mostrándonos la evolución de los distintos estados de América, de urbes como Nueva York, pero también de la ley, todo ello aderezado con hechos históricos. de hecho, la lucha de los granjeros contra el sistema de arrendamientos tendrá una gran importancia en la trama.

Ahora bien, no puedo no mencionar la prosa de Anya Seton. Su pluma, aunque no es una pluma ligera, está magistralmente trabajada y hace que estemos ante un texto exquisito. Sin embargo, esto puede suponer un inconveniente para algun@s lector@s, puesto que hace que estemos ante una historia un tanto densa y que no fluye con rapidez.

En cualquier caso, si os gustan las historias de época, con drama, romance y un trasfondo histórico bien trabajado disfrutaréis sin duda de Dragonwyck.

Lo mejor: una atmósfera y una ambientación envolventes que harán que esta historia te atrape.

Lo peor: si estás buscando una lectura ligera, esta no es tu novela.

Deberías leerlo si te apasionan las historias de época que esconden oscuros secretos y en las que los protagonistas sufren una gran evolución.

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