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Es una obra con un lenguaje sencillo, pero la autora tiene una manera de transmitir sentimientos que te lleva por una montaña rusa emocional. La protagonista, Micaela, nos narra en primera persona su trágica historia tal como la está viviendo. Es una trama llena de momentos duros de esos que te hacen parar de leer y buscar la caja de pañuelos. Mi empatía con ella ha sido máxima, hasta el punto de que incluso varias semanas después de haber acabado la novela, al hacer esta reseña y recordar a Mica, tanto sus momentos trágicos como su valentía, optimismo y espíritu de superación, tengo un nudo en la garganta. Mica me ha llegado al alma. Los demás personajes también son muy profundos y están muy bien desarrollados. Me emociono al recordar los momentos que Mica pasa con su padre, su hermano gemelo Oliver, su mejor amigo Kevin, sus nuevas amigas y el maravilloso Jordan, un personaje que te enseña que no debemos juzgar nunca por las apariencias. Y es que esta novela está llena de ejemplos de resiliencia y lecciones de vida que nunca viene mal aprender o reaprender. Por encima de todo es una obra optimista y llena de esperanza, ya que "por muy roto que esté el mundo, las piezas siempre encajan". Os recomiendo esta novela si no os da miedo sentir profundamente y quereis conocer una historia que quizás, si estáis encerrados en la queja, os cambie la manera en la que veis la vida. Gracias Andrea, sigue escribiendo porque el futuro que tienes por delante es tan brillante como la aurora boreal 😉 |
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