Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud

Tras enamorarme con su viejo que leía novelas de amor, vuelvo a Luis Sepúlveda y la cadencia de su prosa, que sirve tanto para ventilar como para remover conciencias.

Lenta, muy lentamente, esta breve fábula de un caracol rebelde, se abre camino en mi alma con la sencillez por bandera y la belleza como escudo.

Nuestro joven protagonista emprende un viaje iniciático con la casa a cuestas, en busca de una identidad, con muchas preguntas que los más ancianos de su clan no han sabido responder.

En su periplo, encontrará un gran manto caliente y negro que destruye sin compasión la naturaleza y los pequeños animales que en ella habitan.
Tras este bosque de alquitrán está la inmisericorde mano humana que todo lo arrasa sin preguntar.

¿Qué es un escarabajo o una hormiga frente a la modernidad?

El autor chileno vuelve a enfrentarnos con una realidad de la que no somos conscientes. Usamos a la madre tierra sin el más mínimo respeto, sin conocerla y, mucho menos, entenderla.

Pero en este breve relato, válido para niños y adultos, hay también lugar para la superación, para el inconformismo y la exploración.

Todo ello bajo los diminutos cuernecillos de Rebelde, cuya curiosidad (anómala entre los de su especie) no entiende de la fuerza de la costumbre y necesita investigar y despejar sus inquietudes.

Una pequeña obra muy equilibrada que puede parecer liviana, pero que no lo es, salvo que tu mente se quede pegada en las babas de caracol.