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Ruta Sepetys es una autora que es conocida porque en sus libros siempre cuenta hechos históricos que han quedado silenciados por miedo o por las ganas de olvidar de los afectados. Especialmente, se ha centrado en eventos relacionados con la Segunda Guerra Mundial, ya que ella es descendiente de inmigrantes lituanos que vivieron esos años. Pero ahora, con su nuevo libro, se ha atrevido a embarcarse en un viaje totalmente distinto y que nos toca muy de cerca a nosotros, ya que Las fuentes del silencio está centrado en los años de la posguerra española, en plena dictadura franquista. En 1957, España comenzó a colaborar con Estados Unidos, en un intento de modernizarse y crecer económicamente. Los turistas comenzaron a llegar al país y los primeros inversores también. Daniel es hijo de un rico magnate del petróleo que se encuentra en Madrid con sus padres para cerrar una serie de negocios. En el hotel donde se hospedan, el Castellana Hilton, Daniel conoce a Ana, una doncella cuya familia quedó rota durante la Guerra Civil, y comienzan una inusual amistad. El sueño de Daniel es ser fotoperiodista y su pasión lo llevará a fotografiar los estragos de la posguerra y a indigar y preguntar sobre los secretos más oscuros del régimen. Desde que descubrí a Ruta Sepetys tuve claro que iba a leer absolutamente todo lo que publicase, como así ha sido, pero cuando me enteré de que su nueva novela iba a estar ambientada en la época franquista tuve aun más ganas si cabe de tenerlo entre mis manos. Esta autora se caracteriza por tratar con suma delicadeza y cuidado temas muy escabrosos y delicados y aquí no iba a ser menos. El respeto y la delicadeza está patente desde la primera página. Seguramente ninguno de nosotros ha vivido esos años, por fortuna, pero sí que conocemos muchos detalles por lo que nos han contado nuestros abuelos, padres y lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de los años, y la autora ha sabido plasmar muy bien cómo eran esos tiempos: las desigualdades sociales, la pobreza, el hambre, la opresión, el poder que ejercía la Iglesia y, sobre todo, el miedo. Un miedo que hacia que muchos caminaran con la cabeza gacha, temerosos a que alguien lo delatara ante la policia por cualquier cosa, miedo a hablar demasiado y decir algo inapropiado, a descubrir cosas que no deberías descubrir... etc. A través de varios personajes, otra de las características de los libros de Ruta, iremos viendo diferentes realidades y situaciones, desde la más acomodada de Daniel, que ve con asombro cómo son las cosas de diferentes aquí a cómo son en su país, pasando por la de Puri, que ha sido criada tal y como marca el régimen y que ha vivido ajena a los problemas reales, hasta la de Ana, que vive con cuatro personas más en un pequeño piso de Vallecas y cuyos padres fueron ejecutados durante la Guerra Civil y ellos, desde entonces, pagan por sus "pecados". Tres puntos de vista totalmente diferentes que nos facilitarán comprender y entender sus actuaciones, sus convicciones y sus metas. Además, los tres tiene una evolución muy notable y muy acorde con los hechos que se van desarrollando. Son personajes con los que empatizas y que consiguen resultar muy humanos y reales. Sus libros son también muy rápidos de leer y este no iba a ser menos. Capítulos muy cortos, narrados en tercera persona pero bajo el punto de vista no sólo de los tres protagonistas principales, si no de otros secundarios también, una narración sencilla, directa y muy concisa... con lo que su ritmo es muy ágil y se lee casi sin darte cuenta. No sólo hace un retrato de cómo eran aquellos años en la España franquista, si no que también trata otros temas políticos y sociales, como los negocios con otros países o la represión y la pobreza, pero Ruta toca un tema especialmente delicado que, a día de hoy, sigue dando mucho de qué hablar y que se sigue intentando tapar por todos los medios. Todo, como siempre, con mucha sensibilidad y respeto y sin apropiarse de nada. Es cierto que tengo un pero y es que se me ha quedado algo corto el final, me han faltado más páginas en la última parte del libro y más desarrollo en el final de un personaje en concreto. Siempre acabo con el corazón roto en sus libros y no me ha pasado aquí y creo que es porque termina muy de repente, cuando está en el momento más álgido y emocionante de la historia, sin profundizar más en un hecho en particular, que podría haber dado mucho de sí. Aún así, siempre es un placer leer a Ruta Sepetys, una autora que da a conocer hechos que han quedado olvidados y que ahora se atreve a hablar de un tema que no conocía de primera mano, pero para el que se ha documentado durante varios años. Las fuentes del silencio es una historia que nos toca muy de cerca a nosotros y que está llena de sensibilidad, cariño y respeto. Si no habéis leído a esta autora, tenéis que hacerlo, porque no os dejará indiferentes y acabaréis queriendo saber más sobre lo que habéis leído. |
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