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No paraba de leer buenas reseñas de V.E. Schawb y su manera de contar historias y crear nuevos mundos mágicos, así que decidí darle una oportunidad y empezar con Una magia más oscura, primera parte de una trilogía, con la que esperaba simpatizar con su pluma y sus personajes, pero no ha sido así. Y no sé si le daré una segunda oportunidad. Kell es un antari, un ser mágico, que viaja a través de los distintos Londres llevando mensajes a sus reyes. él vive en el Londres Rojo, donde la magia convive con sus habitantes, pero le encanta visitar el Londres Gris, donde la magia se ha extinguido, y llevarse souvenirs (lo que está prohibido). En el Londres Negro la magia se descontroló y tuvieron que sellarlo, y en el Londres Blanco sufrieron las consecuencias, solo unos pocos pueden controlarla, pero eso no es suficiente, los gemelos que lo gobiernan quieren todo lo que les quitaron y no dudarán en usar todas sus cartas para conseguirlo. Visto así suena interesante, una serie de Londres dispuestos como un dominó con puertas mágicas y distintas historias tras sus muros. Pero Kell es un blando y un sentimental, le pintan como poderoso y temerario porque, a fin de cuentas, es un contrabandista, pero su corazón le delata. Luego tenemos a Lila, una ladrona sin escrúpulos que pasa de trabajar y establecerse en ninguna parte, ella quiere ser pirata (en Londres, en el Támesis), y vivir aventuras sin importar a qué o quién se lleve por delante. Sorry, no puedo con este tipo de personajes. Ni su pasado triste (que no lo es tanto), ni sus sueños (ridículos) me convencen, y encima menosprecia a Kell porque tiene una familia, falsa, pero familia, cuando ella no la quiso cuando se la ofrecieron. Así que esta es la principal razón por la que no quiero seguir leyendo la saga. Agradezco que el final es bastante cerrado, deja cabos sueltos y a Lila viviendo grandes aventuras, pero lo encontré flojo. Todo el libro está lleno de maldad gratuita y al final poco más y le ponen un unicornio. Y para colmo el único que personaje que me cae bien, muere. Como tantos otros, pero la mayoría son despreciables, so... Who cares? |
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