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Addie es joven e inmortal. Ha vivido cientos de años, pero no es capaz de dejar su huella allá por donde pasa. Lucifer (Luc para los amigos y Addie) le ha quitado lo que considero más importante, porque todos ansiamos dejar una huella en este mundo; ser recordados cuando no estemos... La historia de Addie es dulce y triste a la vez. Está llena de momentos inolvidables de esos que te sacan una sonrisa, pero también los hay que te empañan los ojos. Su historia; de la que no quiero hablar demasiado, porque merece la pena descubrirla lentamente y sin anticipación; está contada en dos tiempos. El pasado, que empieza poco antes de que Addie haga ese pacto, y el presente. Estos tiempos están entremezclados, pero al tener las fechas al inicio de los capítulos es fácil saber de que época hablan. Gracias a esto, conocemos una Addie que, cuando hace el pacto, es joven e ingenua y lo único que quiere es vivir, conocer el mundo y no dejarse llevar en una vida con un futuro idéntico al pasado que ya ha vivido. Pronto se ve obligada a madurar para sobrevivir y se convierte en una persona fuerte que vive el día a día disfrutando el presente, aunque piense a menudo en el mañana. Sólo por ella ya merece la pena el libro. Pero ya os digo que los secundarios no se quedan atrás... No pensaba que un libro destinado a lectores jóvenes fuese a gustarme tanto, pero los libros son como las personas y no deberían de ser encasillados porque algunos rompen el molde. "Me lo has dado todo. Pero necesito que hagas una cosa más. Necesito que me recuerdes" No sé si él lo hará, pero yo tardaré en olvidarte |
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