Leer los nombres de miles de personas no lo habían ayudado a recordar más, y seguramente, aunque hubiese llegado a leer rápido su nombre tampoco lo habría reconocido.
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Leer los nombres de miles de personas no lo habían ayudado a recordar más, y seguramente, aunque hubiese llegado a leer rápido su nombre tampoco lo habría reconocido.
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—¿Tú crees en el destino? —Si, por supuesto |
—¿Por qué haces todo esto por mí? —Tu me salvaste la vida, es lo menos que puedo hacer. |
El caos y el pánico habían comenzado, no quedaba mucho más tiempo
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Tomás nunca olvidaría el día que la conoció. Se veía particularmente hermosa, con ese vestido azul
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¿En que año nació Marcel Proust?