Persépolis

Disfruté tanto con la lectura de “Persépolis”, novela gráfica de la que se ha hablado tanto y tan bien, que me parece que no le voy a hacer justicia. Pero hay que intentarlo.

Satrapi relata su infancia en Irán en los 70, poco antes de que estallara la revolución iraní. En esos momentos se gozaba de unas libertades más o menos decentes, pero el problema era la corrupción del poder y las desigualdades económicas. Muchos ciudadanos salieron a la calle reclamando un sistema más justo y progresista para las generaciones futuras. Lo que no podían imaginarse es que el cambio sería a peor: los extremistas religiosos se hicieron con el poder imponiendo toda clase de restricciones sociales (la imposición del velo sería lo más simbólico).

Aunque pueda parecer bastante grave (y lo es), el gran punto positivo de “Persépolis” es que su tono distendido e irónico, y resulta muy entretenido acompañar a la pequeña Marji en sus idas de olla, queriendo ser profeta, o una estrella de rock.

La segunda parte comienza con su marcha a Austria, explorándose así otra temática: la fragilidad que sintió al ser una adolescente en un país extranjero, sin conocer el idioma y sin disponer de una red de apoyo íntimo, en una época de cambios físicos e inseguridades. Esta parte me resultó la más triste de todo el libro: estaba en un país donde disfrutaba de seguridad y libertad, pero la mayoría del tiempo lo que sentía era soledad, desarraigo e incomprensión.

Y así llegamos a la tercera parte, el retorno a Irán, a sabiendas de que supondría la pérdida de sus derechos cívicos. Esta parte es gloriosa, con una Marjane más afilada que nunca, contándote auténticas barbaridades pero de un modo tal que a veces no puedes si no echarte una carcajada, de lo estúpido que resulta. Claro, que la carcajada se te corta cuando entiendes que por muy surrealista que suene, son situaciones reales que le pasaron a ella.

Cuando se trata de aprender sobre problemáticas de lugares tan alejados al nuestro, siempre prefiero oír a voces autóctonas, y la voz de Marjane Satrapi es potentísima y clara.

Imperdible 🌼