ROSAS QUE NACEN DEL PANDEMONIO: Crónicas de una asistente de manga en los 70

Una de las últimas novedades de Fandogamia que tenía muchas ganas de leer por su temática, porque siempre me ha llamado la atención el arduo trabajo de los mangaka y sus equipos de asistentes, que parece que siempre van tarde para las entregas…

La historia está narrada por la propia Nami Sasou, autora que consiguió publicar en varias revistas de manga algunas de sus obras pero que antes de conseguirlo tuvo que trabajar durante unos cuántos años como asistente. Y es justamente esta etapa sobre la que habla en esta obra, dibujada siendo Sasou ya mayor (de hecho al final pide perdón a las personas que salen en la obra por si algunas de las cosas que recuerda no son exactas o alguien no quería que las contasen).

Siendo estudiante de instituto, Sasou era ávida lectora de las revistas de manga y escribía cartas a sus autoras favoritas, además de escribir y dibujar historias cortas que enviaba a premios. En uno de esos premios su obra es rechazada pero le preguntan si quiere trabajar como asistente de una de sus autoras favoritas, y es así como comienza su andadura en los “pandemonios”, que es como llamaban a esos entornos de trabajo en los que conviven autoras y asistentes durante días hasta conseguir llegar a la fecha de entrega. En estos pandemonios, tras haber aceptado el storyboard previos, se repartían las páginas del manga para que cada una fuera dibujando los fondos, detalles de las imágenes, los globos para texto, etc., dejando a los personajes principales a cargo de la autora.

El trabajo del grupo es muy particular, suelen reunirse en pensiones o en las casas de algunas autoras para poder trabajar de seguido durante días, pudiendo descansar unas pocas horas en el mismo lugar de trabajo y prefiriendo la comida que les permita seguir trabajando mientras la ingieren. Pero, aún siendo claramente explotación laboral (¡muchas de las que trabajaban allí eran estudiantes de instituto!), las asistentes se lo tomaban como una especie de campamento intensivo en el que convivían con otras chicas y se divertían hablando de las series que les gustaban o contando historias de fantasmas para no dormirse.

En definitiva, se trata de un manga estupendo que nos permite conocer el trabajo que se realizaba en aquellas décadas para elaborar las historias que debían publicarse mensualmente en las revistas especializadas en shojo en este caso.