Ensayo sobre la ceguera

Lo primero que puedo decir de esta novela es que, desde luego, no deja indiferente. al principio cuesta un poco adaptarse a la forma en la que está escrita, con los diálogos de corrido, sin guiones ni separaciones, sin signos de exclamación ni de interrogación. Otra cosa que llama la atención es la falta de nombres de los personajes. Sin embargo, creo que esto es algo que encaja perfectamente con la dinámica y, creo, el objetivo de la misma.
Es un relato crudo, duro y, en muchas ocasiones, incómodo, pero muy profundo, que explora diversas cuestiones de la condición humana, que resalta lo peor y lo mejor de la humanidad y la sociedad, que lo devuelve a lo primitivo, libre de superficialidades y que nos hace reflexionar sobre lo más básico. Sin embargo, no quiero ahondar mucho más porque creo que es un libro que merece la pena leer sin prejuicios y sobre el que cada uno debe sacar sus propias reflexiones.
“El autor nos alerta sobre la necesidad de tener ojos cuando otros los perdieron”.

Personalmente me ha gustado bastante. Creo que no hay nada mejor que un libro que te zarandea y te hace sentir cosas tanto buena como malas y que, te guste más o menos, no te deje indiferente. Un libro sobre el que siempre tendrás algo que decir.