Ensayo sobre la ceguera

Un relato apasionante que explora a la humanidad desde un evento ficticio, que hoy en día se siente real, con cualidades únicas que hacen de su lectura una experiencia de choque y reflexiones, entre la sabiduría popular y la académica, con un ritmo vertiginoso propiciado por su propia gramática, que hace casi imposible detener por mucho tiempo el deseo de avanzar en su historia y un elemento maravilloso en el que el autor dota a sus protagonistas de un sin número de características físicas y personales, pero a ninguno le concede un nombre propio, lo que permite que fácilmente los lectores podamos ser cualquiera de ellos a través de los diferentes escenarios de la historia.
Durante el desarrollo de los eventos que llegan a este cualquier país con la epidemia de la -ceguera blanca-, gracias a ese narrador metiche, que todo lo sabe y todo lo puede ejemplificar con un viejo adagio popular o con alguna premisa de una doctrina filosófica más estructurada, vamos conociendo las dificultades de la nueva vida que llevan el primer grupo de contagiados entre el que se encuentra una mujer que nunca pierde el sentido de la vista, siendo así obligada a estar consciente de lo ciega que permanecía cuando todos veían y ahora con su visión más aguda al tener que presenciar los actos más salvajes de un gobierno incompetente, de unas fuerzas armadas sobrepasadas por la situación y del espíritu más carroñero del hombre que aún en la miseria es capaz de sacar provecho de quienes están peor que él, como lo presenciamos en todo lo que sucede en el manicomio en el que son encerrados, lugar más que indicado para desarrollar la historia.
Una novela que plasma una realidad velada por el poco uso de la visión que tenemos, que nos confronta sin censura con lo grotesco, lo natural, lo humano, lo malsano, lo bondadoso y lo extraordinario, con las mentiras de la sociedad, del amor, de las relaciones y de la inutilidad de muchos por fuera de sus títulos y pretensiones.
Con bellos pasajes de admiración al arte, a los libros que en el caso de esta ceguera colectiva son un relato de nuestra historia que nadie puede apreciar.