Bautismo de fuego

"Y cuando las almadreñas se te desgasten, cuando el bastón de yerro se deshaga, cuando el viento y el calor te sequen los ojos de tal forma que de ellos ni una lágrima acierte a escapar, entonces, en el fin del mundo, hallarás lo que buscas y lo que amas."

Llegamos a la quinta entrega de la saga con total frescura narrativa y la mordiente en los diálogos que nos tiene acostumbrados Sapkowski. Crece la ramificación de líneas temporales, los personajes que ya conocemos se dispersan en busca de su único destino, por suerte, el autor no está nada disperso y reunifica notablemente esos caminos para otorgar agilidad a la trama. La ambientación sigue siendo su punto fuerte, la presencia permanente de las posiciones estratégicas y geográficas nos meten de lleno en la historia.

La inclusión de nuevos y fuertes personajes ofrece dinamismo, son tan reconocibles en un universo de fantasía medieval que pueden caer en el arquetipo, aunque se compensa con la gran personalidad que poseen y su interesante relación con Geralt, Ciri o Yennefer. Llegados a estas alturas se aconseja hacerse un esquema de personajes, aliados y enemigos, lugares... el vasto mundo que idea Sapkowski puede confundir en un momento dado al más pintado.

Bautismo de fuego es una gran entrega de esta larga aventura acompañando al brujo centrada en el viaje de los personajes principales, una de las importantes obras de fantasía épica medieval de la literatura. Una novela continuista, sus diálogos ingeniosos son geniales, con distintas vertientes narrativas, unidas inteligemente, y una guerra contra Nilfgaard -con más diplomacia que espada- que sigue su curso tan interesante, o más, como el primer día.