 |
Una novela de suspense que ya es uno de los mejores libros del año, en mi opinión. Seiscientas y pico páginas ventiladas en unos cuatro día dicen mucho de una trama que desde el principio engancha. El ritmo además, continúa ágil durante toda la historia, suministrándonos pequeños regalitos en forma de pistas y nuevas revelaciones (y también de corazoncitos de papel) que nos empujan hacia un final donde el responsable es alguien inesperado, para nada sospechado ni siquiera hacia el final. Mikel nos ofrece una vez literatura de calidad, género negro de pata negra, nunca mejor dicho, en el que el lector se ve sumergido en paisajes lluviosos y solitarios propicios para que los crímenes se sucedan. La intriga y el suspense son compañeros imprescindibles en sus viajes narrativos y nosotros los lectores nos vamos alimentando de los trocitos de verdad que el nos va dejando por el camino como Pulgarcito, para llegar al colofón final donde el hambre de lector curioso se ve saciado por un asesino sorprendente, que llena por fin los huecos que aún quedaban por rellenar en todo el intríngulis que crea el autor para dejarnos atrapados en el relato. Sin duda, como he dicho, una de las mejores novelas negras del año, bañada en música y lluvia del norte. Os la recomiendo a todos, para la piscina o para una tarde después de la siesta o para una noche de verano, con la ventana abierta y el reflejo de las farolas, o de lluvia, para que entremos mejor en el ambiente. En definitiva, no os la podéis perder fans de Mikel y no iniciados en su obra, porque promete muchas horas de entretenimiento y tensión.
|
>
