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Para no faltar a la verdad es un libro que estuve a punto de dejar aparcado en la mesita de noche. Sus inicios me hicieron suponer que era un libro básico,, evidente, previsible, es decir, todo lo que no quiero de un libro de misterio. Sin embargo, me obligué a seguir con la lectura hasta que me adentré de lleno en el mundo que dibuja el autor. Finalmente me gustó mucho y me leeré la trilogía. Conforme avancé en la lectura puede imaginar a la perfección los países de Illumbe, la alta sociedad que describe, la confusión del protagonista y los secretos guardados por cada uno de los personajes que aparecen a lo largo de la historia. El autor consigue, con facilidad y sencillez, crear un mundo único y concreto que parece tan real y a la vez es tan ficticio. |
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