En esta novela nos encontramos con todos los elementos que ya son típicos en Mikel, un personaje escritor, un músico, una muerte extraña, un paisaje de ensueño y un protagonista que es el que sufre y desentraña toda la trama. Podría parecer algo repetitivo, pero yo no lo veo así, para mí es la seña de identidad de este autor. En esta ocasión, la historia nos lleva hasta Tremonte, un pueblo italiano. Las descripciones del lugar, hacen que la ambientación del relato sea, cómo en todos los libros de Mikel, el punto fuerte de la novela. Uniéndose, además, con un gran final, bastante sorprendente, con una trama bien hilada y con una buena historia de fondo. A pesar de ser una relectura, he disfrutado muchísimo, recordaba parte de la trama, pero aun así he dudado de muchos de los personajes y he gozado muchísimo de la atmósfera creada alrededor de la narración. |