El Rithmatista

Puesto que en este año me propuse saldar deudas literarias con autores consagrados que aún no había leído, no podía terminar el año sin tantear a Brandon Sanderson. Y no me ha defraudado.

Al ser corta y aparentemente autoconclusiva es una de las recomendadas para adentrarte en el autor. La trama principal del libro se cierra, pero con lo que aparece al final, sumado a información oculta aún y que el cierre se firma como “FIN DEL LIBRO PRIMERO”, se espera un libro 2, no escrito, que quiero leer.

La he disfrutado. El autor sabe cómo contar cosas, cómo crear tramas y escondernos los secretos o mostrarnos pistas sutiles que al final encajan en el puzle. Con buenos cliffhanger y giros intermedios que me incitaban a seguir leyendo, y unos giros finales sorprendentes, tanto que uno que sí esperaba, ocurrió pero le dio otra vuelta de tuerca y queda interesantemente abierto para el segundo libro.

Lo mejor es el worldbuilding y el sistema de magia. Lo primero porque te introduce en él tan natural como una versión diferente de nuestro mundo real, incluyendo personajes, lugares e ideologías existentes adaptados al suyo. En cuanto a la magia, no solo muestra en qué consiste, sino que explica el sistema ideado, exponiendo las reglas, ataques y defensas que, aunque compleja, entendí lo indispensable para seguir la historia.

La aventura se siente de manual, siguiendo las pautas clásicas para una historia de investigación. La catalogaría como cozy-crime-fantasy.

Aunque hubo partes más lentas, incluso pecando de reiteración (aunque diría que necesaria para mantener los detalles activos), el interés no decae y fluye bastante bien.

Los personajes están bastante bien pero tampoco me han despertado gran emoción. Incluso Joel, en ocasiones, me resultó pedante, pero quizás sea algo a propósito para que forme parte de su evolución y de autocrítica al lector.