No todos, es cierto, pero cuánto me han gustado algunos, casi todos, de estos nueve cuentos: Un día perfecto para el pez banana, El tío Wiggly en Conecticut, Justo antes de la guerra con los esquimales, El hombre que ríe, Para Esmé, con amor y sordidez, Linda boquita y verdes mis ojos. Me gustan las ambigüedades que se encuentran en cada relato, lo no dicho, lo tan solo insinuado; me gustan sus diálogos y como retratan a los personajes; me gusta, me parece fascinante, como con tan poco nos hace sentir tanto sobre los hombres y mujeres que viven en sus cuentos, sus angustias, sus penas, sus carencias, su soledad, el horror de la guerra; me gusta la inteligencia de contar algo relatando otra cosa; me gusta el tratamiento de los niños y sus relaciones con los adultos; me gusta Salinger y prometo desde ya una relectura de su, para mí muy lejano, “El guardián entre el centeno” que, tras la lectura de estos cuentos, seguramente no supe valorar como se merece. |