Las supervivientes

Quincy es una superviviente que junto con Samantha y Lisa forma parte del club de, como las bautizó la prensa, Las ultimas chicas. Y, ¿quienes son? Supervivientes de grandes masacres. Lisa sobrevivió a un asesino que atacó su hermandad; Samantha al llamado Hombre del saco que atacó un motel asesinando a todos menos a ella. Y Quincy a una matanza en una cabaña cuando con 20 años celebraba el cumpleaños de su mejor amiga.

Pero Quincy no recuerda nada de aquella noche salvo que todos murieron y que ella escapó ayudada por quien es ahora uno de sus mejores amigos, un guarda forestal. Ahora toda la pesadilla vuelve al día a día de Quincy tras el fallecimiento de Lisa y la reaparición de Sam en su vida. Y la tranquilidad de Quincy, su capacidad para seguir adelante y sus sueños de futuro comienzan a tambalearse porque nadie se cree que aun no haya sido capaz de recordar nada de lo que sucedió aquella noche, salvo que Quincy sí recuerde y lo que quiera es precisamente olvidar.

¡Qué ganas tenía de coger un libro así! Me ha encantado. El comienzo es brutal y ya engancha. Luego mantiene la tensión pero ya en un punto psicológico, sin grandes giros. Está muy bien escrito y aunque se puede adivinar fácilmente la mayor parte de la trama, la verdad es que me ha gustado y ni esa previsibilidad ha provocado que me haya aburrido en la lectura ni que me haya parecido flojo.

La historia se narra en dos tiempos: por un lado la actualidad en presente en la voz en primera persona de Quincy, y por otro, el pasado, con un narrador omnipresente que cuenta los hechos sucedidos en el bosque aquella noche. Hay puntos que me han patinado un poco en la historia sobre todo con relación a los personajes pero claro es que prever o imaginar las reacciones que pueda tener alguien que haya pasado por semejante vivencia no es fácil. Para mi el mejor personaje, a pesar de todo, ha sido Sam.