Un thriller que te absorbe desde la primera página hasta el final. Conoceremos, en primera persona, a una de las supervivientes de una masacre, Quincy, a la que se le suman dos mujeres más que también tuvieron el coraje suficiente para escapar de una pesadilla que, sin embargo, arrastrarán de por vida. La acción empieza cuando una de ellas aparece muerta, aparentemente se cortó las venas, pero antes dejó un mensaje a Quincy, con la que le urgía hablar. Después de eso, aparece Sam, la más extraña y huidiza de las tres, con un extraño carácter, que se instala en casa de Quincy y su pareja. A pesar de que es un thriller lento, no se hace pesado y mantiene la tensión y el interés hasta el final. No decaé. Su narrativa es sencilla, directa, buena e inteligente. Debido a que Quincy tiene lagunas mentales respecto a lo que pasó aquella noche en la cabaña, cuando un hombre mató a todos sus amigos, tenemos también la narración en tercera persona de lo que ocurrió aquel día. Poco a poco vas atando cabos, desconfiando de todos, pendiente de cada movimiento de la prensa (muy protagonista en el transcurso de la trama), hasta un buen final que te deja con la sensación de que has estado leyendo un thriller brillante e irrepetible. Seguiré a su autor de cerca. |