China

“China” nos va a contar la historia de varias familias –chinas e inglesas - durante los años treinta y siguientes del siglo XIX. Comienza, de hecho, en el año 1839, justo antes de estallar la conocida como Primera Guerra del Opio. En aquel momento China estaba gobernada por un emperador de la dinastía manchú y seguía muy cerrada al exterior. Con sus costumbres ancestrales, los chinos veían a los extranjeros –a los bárbaros- como un peligro para su cultura. Pero los extranjeros y, especialmente los ingleses, tenían intereses económicos en el país, del que exportaban y al que importaban materias primas. Los conflictos se hicieron mayores con el tema de la compraventa del opio, dando finalmente lugar al conflicto armado. Es una época convulsa para China en la que, además de la guerra del opio, vivirá la revuelta de los taiping por motivos religiosos, la lucha contra las tropas inglesas y francesas o, acabando ya el libro, la cruenta rebelión de los bóxers.

La novela sigue la estructura conocida como novela-río: cuenta diversas tramas, cada una de ellas protagonizada por una familia de la que llegaremos a conocer varias generaciones; confluyendo todas las tramas en un mismo punto. El autor elige diferentes clases de familias o de personajes para mostrarnos todos los aspectos de la vida en China en aquel momento. Por ejemplo, tendremos a un eunuco que nos meterá en el palacio imperial. O a una joven y bella campesina que nos enseñará cómo se vivía en el campo, cómo vivían las mujeres, el tema del vendaje o no vendaje de los pies de las niñas e, incluso, a través de ella conoceremos algún aspecto de la revuelta taijing. O a un chino de cierta posición social que nos mostrará la forma de vida de los chinos con más poder adquisitivo. O al inglés Trader que nos mostrará la forma en la que los ingleses se relacionaron con los chinos, etc… A través de las diferentes tramas, protagonizadas siempre por el mismo personaje y sus descendientes, vamos conociendo todos los aspectos de la vida china y del conflicto con el exterior, acercándonos a él desde diferentes ángulos lo que da una visión muy completa del asunto y, sobre todo, muy interesante al ver cómo se vivió el tema por diferentes clases sociales.

Todas las tramas tienen un peso muy similar y también lo es su interés. al menos, yo no puedo elegir una de ellas pues todas me han gustado por igual. Evidentemente, algunos personajes me han caído mejor que otros y he de decir que me he puesto del lado de los chinos pues, pese a no compartir en su totalidad la forma de hacer las cosas, menos he compartido el modo de arramblar con todo de los ingleses y su prepotencia colonial. En todo caso, a todos los personajes los vamos a conocer de jóvenes y les vamos a acompañar durante buena parte de su vida por lo que asistiremos a su evolución personal, en algunos casos muy profunda.

Los personajes están muy bien desarrollados. Los protagonistas son ficticios aunque se relacionan con algún personaje real como, por ejemplo, los pertenecientes a la familia imperial. Especialmente interesante me ha parecido, dentro de la familia imperial, la emperatriz Cixi que, te guste más o menos, una no puede sino quitarse el sombrero ante lo que consiguió pues empezó como concubina y acabó dirigiendo el país.

La ambientación histórica y espacial es buenísima. de la mano de Rutherfurd nos trasladamos a aquellos complicados años, a través de todo el imperio chino pudiendo, incluso, entrar en la Ciudad Prohibida. El libro es una auténtica lección de Historia sobre todo lo que pasó en aquella época pero, también, sobre la forma de vida de los chinos: la estructura de la familia, el respeto a los mayores, los matrimonios concertados, la costumbre –según las etnias- de vendar o no el pie a las niñas, los eunucos, los funcionarios, los comerciantes… Todo esto me ha parecido fascinante y he aprendido un montón.

Se nota que el autor se ha documentado muy bien sobre la época y, por ello, el libro resulta muy instructivo. Aprendes muchísimo de la historia reciente de China. Pero no por ello deja de ser un libro para disfrutar. La narración es ágil y la lectura es sencilla. Quizás cuesta un poco al principio hacerse con los diferentes nombres y tramas –aparecen muchísimos personajes- pero sólo es al principio, luego todo fluye con naturalidad. A pesar de ser más de ochocientas páginas, casi novecientas, no se hace pesado ni largo en ningún momento. Es un narrador omnisciente quien nos va contando las diferentes historias, algo lógico al haber tantas tramas y personajes. Pero hay una excepción: uno de los protagonistas, el eunuco Uña Lacada, nos contará sus cosas en primera persona, directamente al lector. He de confesar que su trama es una de las que más me han interesado.


Conclusión final

He disfrutado un montón esta novela y me ha dejado con ganas de leer más cosas del autor. Creo que la siguiente que lea será “París”, mi ciudad preferida.

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