El príncipe de la niebla

Corre el año 1943. A causa de la guerra, la familia Carver se traslada a un pueblecito al lado de la costa para cambiar de vida y alejarse del horror. Se mudan a una casa cerca de la playa que, hace muchos años, perteneció a los Fleischmann, un matrimonio adinerado. Era una familia poco querida en el pueblo debido a su personalidad retraída y fría. Sin embargo, todo eso cambió cuando tuvieron a su primer hijo, Jacob, al que amaron desde el primer minuto y trajo luz a su vida solitaria. Pero su felicidad no duraría mucho pues, a la edad de cinco años, el pequeño moriría ahogado, sumiendo al matrimonio en una oscura tristeza. Lo que los Carver no saben es que lo que allí aconteció no pertenece al pasado y que ellos sufrirán las consecuencias de haber escogido como nuevo hogar un lugar marcado por la tragedia.

Max es el hijo mediano de la familia Carver. Nada más pisar el pueblo, intuye que hay algo en aquel sitio que va mal. Desde el reloj de la estación de tren, cuyas agujas se mueven en dirección contraria a la que deberían, hasta el siniestro gato gris de ojos dorados que aparece de la nada y parece encariñarse mucho con su hermana menor, Irina, hasta el punto de que terminan adoptándolo. Cuando llegan a la casa, Max se percata de que en el jardín hay una verja con una estrella de seis puntas dibujada en ella y, justo detrás, un jardín de estatuas circenses, cuya disposición replica el dibujo de la estrella. No solo eso, sino que la siniestra troupé, está aparentemente liderada por un payaso que, si lo miras fijamente, parece cambiar de posición con lentitud. No solo semejante colección de estatuas es, de por sí, siniestra para estar en un jardín. Además de todo eso, cuando el padre, Maximiliam, descubre una serie de películas antiguas en el sótano de la casa, al reproducirlas en el proyector, resulta que son vídeos caseros por la familia que vivió allí antes que ellos y que, el primer vídeo que reproducen, se trata de un paseo por el jardín de estatuas. Y Max se da cuenta de que la posición del grupo circense es completamente diferente a la que él recuerda haber visto momentos atrás.

Así pues, Max se verá envuelto, sin saberlo, en una terrorífica historia que inició muchos años atrás y que ha sido detenida en el tiempo, esperando la oportunidad para retornar. En sus pesquisas para averiguar qué pasó en aquella casa y quién es el horrible payaso, al que llaman Caín, le ayudaran Roland, un muchacho del pueblo con el que congeniará de inmediato, y Alicia, su hermana mayor que, tras el accidente en el que su hermana pequeña, Irina, se cae por las escaleras quedando en coma debido a un ataque de pánico, se verá atrapada por lo que está sucediendo en aquel pueblo, por aquello que va tras la familia Carver, cuyo único delito ha sido mudarse a la casa donde el pequeño Jacob Fleischmann murió ahogado.

La premisa de la que parte es, a mi modo de ver, tremendamente aterradora. al menos, yo no me mudaría ni loca a una casa que tiene un jardín de estatuas circenses siniestras detrás. Pero vamos, ni loca. La magia de Ruiz Zafón es convertir algo aparentemente inofensivo (payasos de piedra, ángeles en un cementerio, un barco hundido...) en algo fantasmal y terrorífico. La historia del payaso Caín y todo lo oculto que hay detrás te engancha y no te suelta. Es un libro que te lees en un suspiro, no porque apenas llegue a trescientas páginas, que también, sino porque simplemente una vez empiezas eres incapaz de soltarlo.

Como protagonista tenemos a Max que, al principio, es el único que parece darse cuenta de los fenómenos paranormales que les rodean. Es un niño curioso y amable, que quiere mucho a su familia y los aprecia de corazón. Nada más mudarse conocerá a Roland, el hijo del farero, un chico risueño que les enseñará tanto a él como a su hermana su gran pasión: bucear hasta el caso hundido del Orpheus, un carguero que naufragó muchos años atrás y del que le gusta rescatar objetos perdidos. Por otro lado tenemos a Alicia, la hermana mayor de Max, una chica más retraída y distante cuya personalidad es propia de adolescentes, vaya. Ella se unirá a los amigos más tarde, sobre todo a raíz del accidente de Irina, el cual mantiene a sus padres encerrados en el hospital. Los tres juntos indagaran en la historia del mago Caín e intentarán averiguar qué pasó realmente con el hijo único de los Fleischmann y qué relación tienen ambos fenómenos.

Lo mejor de esta novela no es ya la trama en sí de terror y misterio, la cual me parece espectacular por su originalidad, sino el ambiente que crea el autor. Mediante su pluma, consigue transmitirnos el pavor que sienten los personajes, el horror que se esconde tras los descubrimientos que van realizando. Sentimos en nuestra propia piel el miedo constante que ellos padecen y sufrimos cuando ellos sufren. Aunque los personajes no son profundos ni complejos, pues apenas se ahonda en ellos, Zafón consigue que nos metamos en su cabeza y que percibamos lo mismo que ellos con la misma intensidad. Aquí es donde, para mí, recae el verdadero valor de El príncipe de la niebla.

El príncipe de la niebla es una novela de misterio y terror que fascina de principio a fin. Se lee en un suspiro y, aunque es cierto que no es demasiado profunda y que, como he dicho, no ahonda demasiado en los personajes, la historia que construye Ruiz Zafón y todos los enigmas que la rodean son más que suficientes para hacer de este libro una novela magnífica. Aun habiendo pasado años desde la primera vez que la leí (y desde la segunda), sigue maravillándome a día de hoy y sigue siendo uno de mis libros favoritos de todos los tiempos.

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