El laberinto de los espíritus

Con esta historia pongo un punto y aparte en la serie El cementerio de los libros olvidados, de Carlos Ruíz Zafón. Todavía me quedan el spin-off y uno de sus libros juveniles, pero ya veo el final cerca y no estoy preparada.

Lo he escuchado en audiolibro a través audible, con el narrador que más me gusta. Por esta parte estoy muy contenta. Una lástima que el resto de sus narraciones pertenezcan al "catálogo extendido" y haya que pagar por escucharlas.

En cuanto al género de este cuarto libro, sigue siendo el misterio, pero es el más policíaco de todos. Una combinación que no me ha desagradado.

Ya sabemos que cada novela tiene a un personaje con más protagonismo que el resto: el primero fue Daniel Sempere; en el segundo David Martín; ahondamos en Fermín Romero de Torres en el tercero; y aquí se nos presenta a una joven inquieta y de ideas claras: Alicia.

La historia nos va llevando a través de Barcelona y Madrid en los años de la guerra y finales de los cincuenta. Es un ambiente casi familiar debido a los otros libros de la serie.

Inciso: Es necesario tener muy frescos los tres libros anteriores. Aquí convergen todas las historias y personajes, hasta los secundarios sin aparente importancia. Como dirían en Manifest, todo está conectado.

Es un libro muy largo, de hecho es el más largo que he leído en mi vida, superando las 900 páginas, pero los capítulos son principalmente cortos.

Las interacciones entre algunos personajes me han encantado, como por ejemplo Alicia y Vargas: son muy divertidas y bonitas. Forman un dúo tierno que me ha gustado mucho. El punto cómico lo pone Fermín, al que me ha emocionado volver a ver al lado de Daniel y la familia Sempere. Puede que sea uno de mis personajes favoritos de todos los libros que he leído.

Como puntos negativos quería destacar dos cosas: lo enrevesado que es el libro en general, y un final demasiado largo, en mi opinión, innecesario.

Como algunas sabréis, uno de los autores con los que empecé a leer en mi adolescencia fue Carlos Ruíz Zafón. No puedo explicar lo que siento cada vez que leo una de sus obras, y muchos menos al ser consciente de que se me escurren entre los dedos y que jamás podré leer algo nuevo. Siempre le voy a tener un cariño muy especial por eso.