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Toda una vida de maltrato trae consecuencias, hasta el punto de no saber ni quien es uno en la vida. ¿Nací para esto? ¿O mejor para lo otro? ¿Elegí bien? ¿Llevarán razón al decir que soy esto y aquello? Harry resulta ser un niño inseguro, cosa que no ayuda si su nuevo mundo, al que cree pertenecer, le da de lado. En este libro vemos con más claridad cómo es de palpable esa inseguridad. Cómo de ser idolatrado pasa a ser despreciado. Suerte que cuenta con Hermione y Ron, amigos de verdad para las buenas y las no tanto. Lxs que le dicen las cosas negativas en él asertivamente. También cuenta con una nueva ayuda, aunque... Menuda ayuda. En muchas ocasiones intentamos tanto salvar a alguien que lo asfixiamos. A lo mejor no quiere ayuda, o no de ese tipo. No es lo mismo ayudar que presionar y/o exigir. El personaje de Dobby está muy bien formado por JK: nos invita a reflexionar sobre el deber o lo que realmente nos apasiona/queremos. La Madriguera, ese lugar que no sabemos muy bien cómo se tiene en pie, pero sigue ahí: un equivalente la familia que la habita. La trama de estilo detectivesca te mantiene pegada al papel hasta el fin, un final algo más largo, no tan precipitado como, a mi parecer, fue el del primer libro. La autora va dejando pistas a lo largo de toda la novela sobre el devenir de la misma, con un giro argumental hacia el final que te deja con dos palmos de narices. |
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