Goethe en Dachau

La vida siempre será más fuerte que la muerte.

Claro que puede ocurrir que caigan más bombas y que las cosas vayan entonces peor, pero ¿acaso es eso motivo para dejar de escribir?[...]¿Acaso podría, en una hora tan peligrosa como esta, que quizá sea mi última hora, ocuparme de la VIDA de una manera más digna y más intensa?

No permitiré que la muerte, que a cada día y a cada hora nos pisa los talones, domine mis pensamientos.

Yo creo en los humanos, no en los milagros.

El dolor por esta pérdida será grande, sobre todo cuando estemos en casa. Aquí no podemos estar de luto mucho tiempo, por nadie. Un día, dos como mucho...

Mediante la literatura jamás olvido la realidad.

En ningún lugar en el mundo se puede reconocer de manera más exacta qué es lo fundamental, lo que, en el fondo, es importante en la vida, como en un campo de concentración.

He de aferrarme a la vida, no a la muerte. Si no, me entierro yo mismo.

Cada vez que ampliamos la imagen que tenemos del mundo obtenemos algo bueno.