Juliana los mira

También ella me miraba como su me hubiese encontrado a mí por primera vez en la vida, como si no se hubiese dado cuenta que yo estaba ahí, con ella, y de pronto sí, y me eligiera [...]

[...] y empecé a sentir que había algo de ella que me obligaba a pensar en ella únicamente y mirar los sitios que solamente ella veía y pisar sus mismas huellas [...]

Fue cuando me enteré que no tomaba las pastillas porque su cabeza le daba vueltas, "Es mentira", me dijo, sino para poder soñar con los ojos abiertos [...]

Y acercas tu rostro a mi rostro y hundes muy rápido tus labios en los míos y es rápido pero una eternidad y un torbellino y es tan imposible como si ambas tratáramos de huir de cada una tomadas de la mano.

Sus manos me dijeron "Ámame", y yo "Te amo" abriendo los labios y cerrando un instante los ojos. Entonces ella sonrió, rara: su sonrisa era una palabra que ella siempre repetía y yo nunca entendí.

Tú me dirás: "Mira", y me dirás: "Toca" y seguiré tocándote de arriba abajo y me asombraré de todo lo que tú eres en ese sitio donde nadie puede verte cuando caminas por la calle [...]

"Es que quiero que me abraces", le dije, y miré la ventana y me pareció que la vida era un día. Ese día. "No voy a irme nunca -volví a decirle-. Tú no entiendes, nunca has entendido, pero yo tampoco he podido explicártelo, en realidad no tienes la culpa, yo sí la tengo, por no haberme atrevido. Abrázame."

"No me voy", respondió sin una palabra. Iba a besarla. Iba a besarla a ella. Yo iba a besarla y me detuvo [...]

Al acabar de despertarse hay una parte de una que sigue durmiendo: de mi corazón para mis ojos todo sigue dormido, profundo [...]