La buena suerte

A lo mejor soy la única a la que le pasa esto, pero... ¿por qué cuando un libro va de intenso suele divagar tanto? No me refiero a las reflexiones que aporta, sino a que se olvida de que existe la elipsis narrativa y nos tenemos que comer, junto a los personajes, hasta lo que echan por el water.

Habré leído dos libros (tres con este) de Rosa, así que aún estoy analizando su estilo narrativo. Sin embargo, con este me ha costado saber que es ella, precisamente por esa dispersión. El ritmo se distrae, cae en lo soporífero en algunas ocasiones y da la sensación de dejarse muchísimos hilos abiertos que ni siquiera comprendo a santo de qué los ha introducido, porque han aportado poco o nada a la historia o a los personajes.

A excepción de Raluca, el resto de personajes me parecen un poco muertos por dentro. Les falta chicha, les falta frescura. Raluca, con sus excentricidades, acaba siendo a quién mejor conocemos, porque Pablo, su protagonista, es hermético dentro y fuera de la narración.

Y para que conste en acta: lo he leído como audiolibro, narrado por Emma Suarez, que ha hecho un estupendísimo trabajo con las voces de los personajes.