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Continuamos conociendo y compartiendo la vida y sobre todo el punto de vista de Bruna Hurski, un personaje, tecnohumana con emociones más humanas que cualquier otro ser diría yo, con pensamientos, temores, sentimientos, anhelos a veces tan parecidos a los que yo he experimentado que me sorprende lo tanto que me identificó con ella; incluso hasta en sus defectos, manías y ciertos comportamientos. En esta segunda entrega, seguimos un nuevo caso, que por momentos me hace pensar en sí ser investigadora sea la profesión adecuada para nuestra protagonista, que muchas veces se pasa de ingenia con quienes no debe... La verdad, para mi la historia me atrae es principalmente por el personaje, que está muy bien desarrollado y que muestra su lado claro y oscuro, la historia que investiga Bruna en esta ocasión no me entretuvo tanto como la anterior, sin embargo si tiene un muy buen desenlace que ayuda a compensar ciertos momentos que me parecieron tediosos, aunque eran útiles en la medida en que nos describían nuevos escenarios, propios de esta segunda entrega.
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