Todos nuestros diciembres

Irene vuelve a llegar al corazón con unos personajes tiernos y maravillosos.
En esta ocasión nos presenta a Valeria y a Martina, que se conocen de pequeñas en el mercadillo navideño de Madrid. Cada año se encuentran y cada año un poco de ilusión se posa en su corazón.
Poco a poco van pasando los años y Martina se queda con el puesto de adornos navideños de su abuela, en donde una bola de nieve tiene gran protagonismo, ya que es de la que se ha enamorado Valeria, pero por un motivo y otro ningún año puede comprarla.
Así, poco a poco van creciendo hasta darse cuenta que la ilusión que sienten ese día no es porque la navidad esté cerca, sino porque es el día en el que siempre se encuentran. Y ese será un momento crucial en sus vidas.

La novela es corta pero tan calentita, tierna y maravillosa que cuando termines de leerla tendrás el corazón calentito y muchas ganas de visitar los puestos navideños y disfrutar de estas fechas.
Si has leído la antología de relatos navideños en la que participa Irene, verás que ese relato es una variación de este. Es esencialmente el mismo pero aquí se cambian unos pequeños detalles que hacen la novela mucho más tierna y romántica.