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En este segundo libro de la serie Hielo y Nieve, Irene Romo supera las emociones que nos transmitió con Nora y Bianca en el libro anterior. La historia nos devuelve a Kenai en Alaska, donde Alek e Ivana apenas se toleran desde un incidente que marcó su relación en preescolar. A pesar de que se tienen que ver muy a menudo no se relacionan entre ellos, y cuando lo hacen, terminan discutiendo por todo. La mayor pasión de Ivana es el hielo, deslizarse por él y sentir la libertad que le da. Para Alek, ver a Ivana patinar es su mayor placer y fuente de inspiración. Me encanta Alek, es tan poco adolescente habitual que se hace un verdadero amor. Su forma de ser, de comportarse, de hablar y de animar a Ivana. Las palabras y los hechos sorprenden tanto a los personajes del libro como al lector. Además, a su alrededor estarán los personajes que conocemos del libro anterior y alguno nuevo, que aportarán a la historia momentos y conversaciones interesantes. La historia es muy bonita, los personajes son carismáticos, el tratamiento de los problemas es muy tierno y adecuado. Contiene mucha emoción, sobre todo cuando Ivana patina, con todos sus sentimientos a flor de piel, que traspasa el papel. Y por último, decir que aunque el libro tiene un final bonito y completo, mi mente no puede asimilar que se haya terminado. Necesita más escenas de estos personajes tan lindos y de sus vivencias. Es una historia preciosa y que atrapa desde el minuto uno, hace muy difícil dejar de leer. Llena de amor y ternura. Con personajes complejos en esa edad en la que aun hay cierta inocencia y los sueños se pueden cumplir. Con momentos de dolor, tanto físico como emocional. Y por eso, por todas las emociones que transmite la increíble forma de narrar de Irene, se lleva la puntuación máxima con las cinco estrellas. Ahora me queda esperar al tercer libro de la serie… Enlace: https://elmundodeavallerei.w.. |
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Crítica de AvalleRei
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