El fabricante de muñecas

En esta historia R. M. Romero nos trae una historia que mezcla la fantasía con la realidad. La parte fantástica corre por parte de Karolina, una muñeca, y el fabricante de muñecas, que puede hacer magia. La realidad la ponen los amigos de esta extraña pareja, un padre y una hija judíos en el 1939 en Cracovia.

La novela está narrada desde el punto de vista de una muñeca de madera, Karolina nos va mostrando sus vivencias. A veces desde el mundo de las Muñecas, del que se ha visto obligada a escapar por culpa de la invasión de las ratas, y otras veces en Cracovia del 1939, junto al Fabricante de Muñecas.

Para Karolina entender el motivo por el que Rena, una niña y amiga de la muñeca que es judía, no puede volver al colegio, que a su padre lo despidan de la filarmónica y tenga que ser carpintero o los saquen del apartamento en el que viven, no termina de entenderlo. de esa manera va explicando las situaciones por las que pasa el país y su su punto de vista, de una forma muy sencilla y la mayoría de las veces velada de todo lo que sucede a su alrededor.

A pesar del contexto histórico en el que se desarrolla la novela, toca varios temas importantes sobre la edad, los juguetes y la fe en la magia, la importancia de los valores y el saber distinguir la verdad de lo que nos quieren hacer creer.

Pero me parece que para la importancia que se le da al Fabricante de Muñecas como mago, no tiene excesiva relevancia en su vida. Sin contar en un momento que se luce bien, no puede hacer mucho más. Eso me pareció que dejaba la historia un poco coja. Aunque la muñeca habla y aparecen algunos espíritus tradicionales, no hay tampoco una aparición excesiva de fantasía.
El final es lógico y realista, cosa que no me termina de convencer pero es un buen final. Te deja con un sabor agridulce.
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