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Con las primeras páginas de este libro tuve claro que me enfrentaba a un narrador directo, que habla de frente y en primera persona, también que se trat de una historia de género juvenil, de infancias pasadas y proyectos de futuro. Ya el prólogo me dejó pillada y bastante descolocada, descubriendo a un niño roto, con una vida dura, y los capítulos que componen la primera parte, en los que los protagonistas hablan de su infancia, me provocaron el primer nudo de emociones. Si, esta historia empieza fuerte. La novela está dividida en tres bloques, infancia, adolescencia (la más extensa) y hoy o presente, y en cada una de ellas las voces de Damien y Gabrielle se van turnando por capítulos para contarnos una parte de su historia, en pequeñas dosis, como si de cartas se tratase aunque en realidad más parece una terapia de esas para soltar los miedos e inseguridades al plasmarlas en papel que recomiendan algunos psicólogos. Y son esos pequeños fragmentos de sus vidas, contados por ellos mismos, los que te van enganchando, los que no te dejan parar de leer porque en ellos intuyes la intensidad con las que debieron vivirlos. Yo he tenido ir despacio, saboreando cada página, respirando profundamente para gestionar los diferentes sentimientos que desata, porque en cada una de ellas puedes encontrar un frase, un pensamiento, que es importante para encajar el puzzle de esta historia. Una de la primeras cosas que llamaron mi atención al empezar a leer es un pequeño detalle al inicio de cada capítulo. Damien habla desde el presente, 2020, sin embargo Gabrielle lo hace en presente pero fechado en 2014. ¿Por qué esa diferencia de tiempo?¿Qué ha ocurrido con ella?¿En qué punto se unieron y separaron sus vidas?. En esta historia no solo los dos protagonistas tiene importancia, están rodeados de un elenco de secundarios a su altura y con unas características arrolladoras, Gavin sin duda es el más especial, un chico que guarda su secreto y, que a pesar de todos sus problemas, siempre mantiene la sonrisa y el humor para ser el soporte de Damien. No quiero extenderme más, podría estar hablando de ellos largo rato, solo deciros que en esta historia la amistad, la lealtad, la supervivencia y el amor laten con fuerza y a la par, que es emotiva, muchísimo, bonita y a la vez desgarradora, pero sobre todo se hace real, muy, muy real, tanto que incluso cuesta gestionar todos los sentimientos que revuelve. Sin duda es de esos libros para leer, releer y saborear porque cada frase tiene un gran significado. Una de mis mejores lecturas, no solo del año sino desde hace mucho tiempo. |
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