Desde que la abandonaron de niña en una de las bibliotecas mágicas de Austermeer, Elizabeth ha crecido entre grimorios que susurran en los estantes, y que, ante la menor provocación, se transforman en monstruos de tinta y cuero. Allí espera terminar su aprendizaje para encargarse de custodiarlos y proteger a los demás de su poder. Ha sido un gran descubrimiento tanto la historia como la autora. Empecé sin saber nada sobre la historia y me alegra mucho porque cada sorpresa me parecía mejor. La relación de Elizabeth con los libros es preciosa y muy tierna, creo que cualquier lector puede entenderla. Además el resto de relaciones de amistad, de lealtad y de amor están muy bien desarrolladas y van ocurriendo muy lentamente para poder saborear cada momento. |