Garajado

Vivir en sociedad no es ni ha sido fácil. Someterse a unos moldes, seguir a los demás, olvidar quién eres y sentirte movido por una espiral de contradicciones que dirigen tu vida son algunos de los aspectos negativos de nuestro sistema actual, aún así hay épocas en las que fue diferente, en las que no pertenecer al grupo no solo te marginaba o relegaba a un segundo plano sino que podía destruirte, marcarte, cambiar para siempre tu rutina y la de los que te rodeaban y una de esas épocas fue la España de los años treinta del siglo XX, en la que se ambienta esta obra.

Ernesto Rodríguez configura a un protagonista sin nombre, muy humano y sentido, pero que actúa como una sombra en su día a día y así se transmite al lector. Es una sombra porque decidió no participar en la guerra, prefirió huir, esconderse, clamar por sus ideales aunque no rechazar sus creencias implicase perderse a sí mismo. También lo es porque se nos presenta como un merodeador, alguien que se esconde, que padece, que siente, siempre anónimo, porque su historia no es una de muchas sino más bien al contrario, puesto que muchos tuvieron que vivir al margen de la sociedad y aprender a amar y sufrir en silencio, a dudar de cada uno de sus pasos.

Garajado es una historia que duele, aunque de ágil lectura por la poética narrativa del autor y el uso de elementos como capítulos y frases cortas. Los personajes aparecen desdibujados, pero los comprendes y empatizas con ellos por igual, a mi parecer es una forma de mantener su anonimato y a la vez de trascender, porque desgraciadamente, como dije antes, no es una historia individual sino que son numerosas las familias que podrán verse identificadas con lo narrado, que recordarán el dolor, la impotencia y el miedo que los suyos sintieron simplemente por querer resistir, por querer vivir siendo fieles a sus ideales.

Pese a que no sea densa, no es una lectura sencilla por el tema tratado y la fuerza con la que las palabras de Ernesto Rodríguez calan en el lector. Son múltiples las reflexiones sobre la guerra, la violencia, el papel de la infancia en estos sectores, el amor, la soledad, la familia, la política o la libertad. Si os gustan este tipo de obras, os la recomiendo fehacientemente porque retrata muy bien el lado humano del conflicto a través de la huida y un amor sin reglas, siempre centrándose en el pueblo, aquel que siempre es olvidado, ignorado y acallado.