Las niñas que soñaban con ser vistas

En este libro titulado Las niñas que soñaban con ser vistas, he encontrado una historia predecible, que me ha parecido lenta aunque perturbadora hacia el final. En términos generales, un libro que sin estar mal como para abandonarlo, más allá de entretenerme unas cuantas horas, no me ha supuesto mucho más. Correcto pero me ha faltado que me transmitiera más.

Este libro no ha conseguido cautivarme, si bien es verdad que podemos destacar la crítica feroz hacia la gran exposición individual por las redes sociales, el resto, una obra que ha pasado sin mucho más por mis manos.

No puedo decir que el libro sea malo ni mucho menos, todo es muy subjetivo por lo que seguro que a ti puede gustarte mucho más. Personalmente, no he encontrado una obra que me provocara ganas de seguir leyendo sin remedio, también es verdad que tampoco de abandonarlo por su facilidad de lectura. Una obra de las que leo y me acuerdo de ella un rato pero después se va a una lectura más. Que por otro lado, tampoco todas las lecturas pueden significar lo mismo. Pero bueno, me meto en materia para justificar qué me ha hecho pensar así.

Un quiero y no puedo
Una historia con una trama demasiado previsible. Un trasfondo muy duro que para mi gusto se toma con algo de ligereza. A la trama le cuesta arrancar, un inicio lento en el que no sabes dónde va a ir a parar y que no ves que empiece a despegar. Además en los primeros capítulos encontré un par de incoherencias en la trama de las que hacen chirriar.

De forma poco verosímil y predecible hay que llegar hasta bien avanzada la obra para que aumente el ritmo y la tensión. Aquí, va a toda velocidad a resolver la intriga que comienza tarde en la novela. Además, esta parte más interesante, en mi caso ya había adivinado antes lo que iba a suceder. En definitiva, una mezcolanza de asuntos puestos ahí para aumentar el interés pero que no quedan desarrollados de forma convincente.

Más allá de la trama, la crítica que la envuelve sí es para tenerla en cuenta. El hecho de exponernos desde jóvenes a las redes sociales, esa exposición pública que puede conllevar implicaciones que no esperamos. El hacer pública nuestra vida y los peligros que pueden suponer.
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